Generalmente, existen dos tipos de trastorno de audición. Por un fallo de la conducción de los sonidos desde el exterior hasta el oído interno, o una pérdida neurosensorial, causada por un fallo de la cóclea o del octavo par craneal. Esta última suele ser irreversible y es susceptible de mejora por medio de un audífono.
Baja audición por fallo en la conducción
– Puede estar causada por un tapón de cera en el conducto.
– Por la presencia de un tipo de secreción producida por el catarro o resfriado.
– Anomalía congénita que consiste en un fallo de los huesecillos del oído.
– Envejecimiento.
– Trastorno hereditario progresivo (otosclerosis).
Pérdida de audición neurosensorial
– Generalmente afecta a los tonos más altos del espectro auditivo y dificulta, por ejemplo, el captar todos los detalles de una conversación normal.
– Empeora con la edad y con la exposición a ruidos muy fuertes.
– También la causan venenos y algunos fármacos anticancerosos y antibióticos.
– Altas dosis de ácido acetilsalicílico y algunos diuréticos pueden ocasionar sordera temporal.
Pruebas para controlar su audición
– Compruebe si escucha el sonido de un reloj de pulsera.
– Frote dos dedos cerca de su oído y controle la distancia a la que deja de percibirlo.
– Compárela con la de otras personas.
– Observe si le cuesta mucho seguir la conversación en ambientes ruidosos.
– Si tiene ocasión pruebe a escuchar las notas más altas de un piano. Debe oírlas como sonidos concretos y bien definidos. Si no es así, acuda a su médico.